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viernes, 1 de mayo de 2015

Rompiendo estereotipos y prejuicios sobre los barrios marginales y la pobreza



Tras la entrevista realizada a M. Ángeles, monitora en el Colegio Nuestra Señora de Gracia, podemos romper los siguientes estereotipos y prejuicios sobre la realidad que se vive en un centro situado en una zona con necesidad de transformación social.
 
“Los padres y madres no participan en la escuela”

 Cierto es que no hay mucha concienciación en la participación en la escuela, pero hay un porcentaje de padres y madres, sobre todo madres, que están muy vinculadas en la escuela. El tema está en que el profesorado ponga mucho de su parte para acercar la escuela a los padres, a la comunidad, que ésta pueda sentir que la escuela es algo “suyo”.

En mi colegio se hacen charlas con café, una vez al mes, y en ellas se prepara un desayuno que comparten padres, madres, maestros y maestras, y en el que se habla de los problemas y temas que interesan a ambas partes. Se genera mucha confianza y los progenitores perciben que el profesorado está de su parte, que está ahí para ellos, para sus hijos.

Gracias a esto se ha generado un grupo de padres y madres que participan mucho en el colegio, en las actividades… de hecho, este año se empezó el curso con todas las clases pintadas y limpias gracias a que ese grupo de padres y madres se ofreció a hacerlo. Cada día sienten más el colegio como suyo


También hay un grupo de madres que tienen un grupo de teatro que dirige una profesora del centro. El teatro les está ayudando muchísimo a superar sus problemas y ha generado una amistad entre ellas muy bonita. Ensayan en el colegio y es una forma de acercarlas.


Existe a su vez un grupo de alfabetización, al que se han apuntado varias madres y algún padre, que también ha hecho que haya un acercamiento a la escuela.


Con todo esto quiero decir que los docentes tenemos un papel muy importante en el tema de que los padres se impliquen o no. No es cosa solo de ellos, también de nosotros, y si se quiere… ¡Se puede! Sea en una población marginal o no.



“Los padres y madres no se preocupan y no se involucran en el proceso de enseñanza- aprendizaje de sus hijos/as”

Esta pregunta está muy relacionada con la anterior. Como padres y madres adoran a sus hijos/as. En muchas ocasiones ellos mismos no han estudiado, no han ido a la escuela y no saben a veces leer y escribir. A nosotras nos piden que les leamos documentos de prisión, cartas certificadas… y ahí estamos nosotras para ellos/as.


Cuando ocurren estas cosas nosotros aprovechamos para incidir en la necesidad de que sus hijos aprendan y vengan a la escuela. En la necesidad de que no tengan faltas de asistencia para que no se vean así en un futuro. Cierto es, que no hay mucha concienciación en la necesidad del estudio, pero tampoco ellos pueden ayudar mucho en las tareas escolares porque en muchas ocasiones no disponen de conocimiento para poder hacerlo. También está en nuestra mano que se impliquen en lo que puedan.


Hay padres y madres en el cole que se implican de la manera en la que pueden: vienen a contar cuentos, participan en las clases contando sus saberes o exponiendo sus trabajos, voluntariamente van a excursiones. Es otra forma de implicación. No es la mayoría, pero si un porcentaje, no puede generalizarse la expresión de que no se preocupan. De alguna u otra manera lo hacen, siempre de la mejor forma que saben o pueden.



“Los barrios marginales tienen su propia ley”

Ahí está el poder de la educación. En un pasado, muchos barrios eran guetos. Las personas vivían aisladas y hacían las cosas “a su manera”. Hacer del colegio una comunidad de aprendizaje implica cambiar esto. El barrio también participa en el colegio y lo que los niños viven allí se representa en las calles. Hay muchísimas personas trabajando en barrios marginales: psicólogos, educadores de calle, ONGs, maestras, maestros… y esto está cambiando. Todo está más normalizado.





“En los barrios marginales viven gitanos e inmigrantes”, “las personas de zonas de exclusión social prefieren dedicarse a la vida fácil”

Viven personas. Independientemente de su etnia o raza. Hay gitanos, “payos”, ecuatorianos, nigerianos, argentinos… de todo. Personas que se ganan la vida en mercadillos, limpiando, en la hostelería…que se buscan la vida e intentan sobrevivir honestamente.



“Las personas que viven en barrios marginales son delincuentes y drogadictos”

Como decía anteriormente, hay de todo. Cierto es que cuando existe necesidad, miseria y dificultades es una realidad que se buscan alternativas no siempre lícitas. Existe la droga en barrios marginales, pero también en la moraleja, el limonar o calle serrano. Lo que pasa que cuando hay miseria es más visible. También los políticos son delincuentes y no viven en barrios marginales.


Hay muy buenas personas también en barrios marginales. De echo en su mayoría de buen corazón. Sus historias vitales les hacen decantarse por uno o por otro camino, y cuando no se tiene sostén de nadie, en muchas ocasiones no queda otra opción. No trato de justificar a nadie, no creo en una utopía en la que todo es perfecto en barrios marginales. Lo que si se es que son buenas personas, son las circunstancias las que les hacen escoger; y en todo caso, delincuentes y drogadictos los hay en todos lados.



“Las personas que viven en barrios marginales son pobres”

Hay precariedad, hay pobreza, pero también mucha gente que se busca la vida para sobrevivir dignamente. Los hay que se levantan a las cinco de la mañana para ir a vender al mercadillo, está también la señora que trabaja “interna” en una casa, la que cuida ancianos, o el que trabaja en el chiringuito de playa.

Hay mucha necesidad, pero también muchas ganas de salir de eso. Vivir sin comodidades, sin comida, no es gusto de nadie y agudiza el ingenio.



“Las personas que viven en barrios marginales no les dan importancia a la educación, por lo tanto, tampoco valoran la figura de los maestros/as”

La figura del profesorado es una realidad que está muy infravalorada. Primeramente desde la facultad, porque es una carrera a la que mucha gente se apunta “porque no le da la nota”, “es fácil”… está desacreditada en primer lugar desde compañeros nuestros. Para la sociedad en general también es así, ¿Cómo puede no ocurrir este fenómeno también en poblaciones con necesidades? También ocurre, pero también es más fácil llevártelos a tu terrero. Te conviertes en alguien que no sólo enseña a sus hijos, también los ayuda a ellos en muchas cosas (leer cartas, aconsejar ante problemas, facilitar información sobre recursos a los que acudir…). Si trabajas para ganarte su confianza son muy incondicionales.

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