Tras la entrevista
realizada a M. Ángeles, monitora en el Colegio Nuestra Señora de Gracia,
podemos romper los siguientes estereotipos y prejuicios sobre la realidad que
se vive en un centro situado en una zona con necesidad de transformación
social.
“Los
padres y madres no participan en la escuela”
Cierto es que no hay mucha
concienciación en la participación en la escuela, pero hay un porcentaje de
padres y madres, sobre todo madres, que están muy vinculadas en la escuela. El
tema está en que el profesorado ponga mucho de su parte para acercar la escuela
a los padres, a la comunidad, que ésta pueda sentir que la escuela es algo
“suyo”.
En mi colegio se hacen charlas con café, una vez al mes, y en ellas se prepara un desayuno que comparten padres, madres, maestros y maestras, y en el que se habla de los problemas y temas que interesan a ambas partes. Se genera mucha confianza y los progenitores perciben que el profesorado está de su parte, que está ahí para ellos, para sus hijos.
Gracias a esto se ha generado un grupo de padres y madres que participan mucho en el colegio, en las actividades… de hecho, este año se empezó el curso con todas las clases pintadas y limpias gracias a que ese grupo de padres y madres se ofreció a hacerlo. Cada día sienten más el colegio como suyo
En mi colegio se hacen charlas con café, una vez al mes, y en ellas se prepara un desayuno que comparten padres, madres, maestros y maestras, y en el que se habla de los problemas y temas que interesan a ambas partes. Se genera mucha confianza y los progenitores perciben que el profesorado está de su parte, que está ahí para ellos, para sus hijos.
Gracias a esto se ha generado un grupo de padres y madres que participan mucho en el colegio, en las actividades… de hecho, este año se empezó el curso con todas las clases pintadas y limpias gracias a que ese grupo de padres y madres se ofreció a hacerlo. Cada día sienten más el colegio como suyo
También hay un grupo de madres que
tienen un grupo de teatro que dirige una profesora del centro. El teatro les
está ayudando muchísimo a superar sus problemas y ha generado una amistad entre
ellas muy bonita. Ensayan en el colegio y es una forma de acercarlas.
Existe a su vez un grupo de
alfabetización, al que se han apuntado varias madres y algún padre, que también
ha hecho que haya un acercamiento a la escuela.
Con todo esto quiero decir que los
docentes tenemos un papel muy importante en el tema de que los padres se
impliquen o no. No es cosa solo de ellos, también de nosotros, y si se quiere…
¡Se puede! Sea en una población marginal o no.
“Los padres y madres
no se preocupan y no se involucran en el proceso de enseñanza- aprendizaje de
sus hijos/as”
Esta pregunta está muy
relacionada con la anterior. Como padres y madres adoran a sus hijos/as. En
muchas ocasiones ellos mismos no han estudiado, no han ido a la escuela y no
saben a veces leer y escribir. A nosotras nos piden que les leamos documentos
de prisión, cartas certificadas… y ahí estamos nosotras para ellos/as.
Cuando ocurren estas cosas nosotros
aprovechamos para incidir en la necesidad de que sus hijos aprendan y vengan a
la escuela. En la necesidad de que no tengan faltas de asistencia para que no
se vean así en un futuro. Cierto es, que no hay mucha concienciación en la
necesidad del estudio, pero tampoco ellos pueden ayudar mucho en las tareas
escolares porque en muchas ocasiones no disponen de conocimiento para poder
hacerlo. También está en nuestra mano que se impliquen en lo que puedan.
Hay padres y madres en el cole que
se implican de la manera en la que pueden: vienen a contar cuentos, participan
en las clases contando sus saberes o exponiendo sus trabajos, voluntariamente
van a excursiones. Es otra forma de implicación. No es la mayoría, pero si un
porcentaje, no puede generalizarse la expresión de que no se preocupan. De
alguna u otra manera lo hacen, siempre de la mejor forma que saben o pueden.
“Los barrios
marginales tienen su propia ley”
Ahí está el poder de la educación.
En un pasado, muchos barrios eran guetos. Las personas vivían aisladas y hacían
las cosas “a su manera”. Hacer del colegio una comunidad de aprendizaje implica
cambiar esto. El barrio también participa en el colegio y lo que los niños
viven allí se representa en las calles. Hay muchísimas personas trabajando en
barrios marginales: psicólogos, educadores de calle, ONGs, maestras, maestros…
y esto está cambiando. Todo está más normalizado.
“En los barrios
marginales viven gitanos e inmigrantes”, “las personas de zonas de exclusión
social prefieren dedicarse a la vida fácil”
Viven personas.
Independientemente de su etnia o raza. Hay gitanos, “payos”, ecuatorianos,
nigerianos, argentinos… de todo. Personas que se ganan la vida en mercadillos,
limpiando, en la hostelería…que se buscan la vida e intentan sobrevivir
honestamente.
“Las personas que
viven en barrios marginales son delincuentes y drogadictos”
Como decía anteriormente, hay de
todo. Cierto es que cuando existe necesidad, miseria y dificultades es una
realidad que se buscan alternativas no siempre lícitas. Existe la droga en
barrios marginales, pero también en la moraleja, el limonar o calle serrano. Lo
que pasa que cuando hay miseria es más visible. También los políticos son
delincuentes y no viven en barrios marginales.
Hay muy buenas personas también en
barrios marginales. De echo en su mayoría de buen corazón. Sus historias
vitales les hacen decantarse por uno o por otro camino, y cuando no se tiene
sostén de nadie, en muchas ocasiones no queda otra opción. No trato de
justificar a nadie, no creo en una utopía en la que todo es perfecto en barrios
marginales. Lo que si se es que son buenas personas, son las circunstancias las
que les hacen escoger; y en todo caso, delincuentes y drogadictos los hay en
todos lados.
“Las personas que
viven en barrios marginales son pobres”
Hay precariedad, hay pobreza, pero
también mucha gente que se busca la vida para sobrevivir dignamente. Los hay
que se levantan a las cinco de la mañana para ir a vender al mercadillo, está
también la señora que trabaja “interna” en una casa, la que cuida ancianos, o
el que trabaja en el chiringuito de playa.
Hay mucha necesidad, pero también
muchas ganas de salir de eso. Vivir sin comodidades, sin comida, no es gusto de
nadie y agudiza el ingenio.
“Las personas que viven
en barrios marginales no les dan importancia a la educación, por lo tanto,
tampoco valoran la figura de los maestros/as”
La figura del profesorado es una
realidad que está muy infravalorada. Primeramente desde la facultad, porque es
una carrera a la que mucha gente se apunta “porque no le da la nota”, “es
fácil”… está desacreditada en primer lugar desde compañeros nuestros. Para la
sociedad en general también es así, ¿Cómo puede no ocurrir este fenómeno
también en poblaciones con necesidades? También ocurre, pero también es más fácil
llevártelos a tu terrero. Te conviertes en alguien que no sólo enseña a sus
hijos, también los ayuda a ellos en muchas cosas (leer cartas, aconsejar ante
problemas, facilitar información sobre recursos a los que acudir…). Si trabajas
para ganarte su confianza son muy incondicionales.
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